Por: Dr. Ezequiel López Peralta
Seguramente cuando escuchas frases como
“hoy no tengo ganas”, “mejor otro día” o el típico “me duele la cabeza”
piensas en una respuesta típica femenina. Sin embargo, en un mundo en el
cual los roles sexuales ya no son tan rígidos, estas expresiones
empiezan a aparecer cada vez más asociadas al género masculino.
Por muchas causas los hombres pueden
perder el deseo. A veces se trata de un “termostato sexual” bajo, es
decir un nivel de motivación sexual que, biológicamente hablando, es
inferior al promedio y eso es más o menos estable durante toda la vida. A
veces esa característica crónica del deseo sexual tiene relación con
una educación sexual represiva o incluso situaciones traumáticas no
procesadas. Pero también pueden influir otros factores como enfermedades
médicas, medicaciones, trastornos psiquiátricos, problemas de pareja,
relación de pareja “fraternal”, autoexigencia sexual, entre otros.
Ante esta situación, el rol de la mujer
es complejo. Por un lado, ante la creencia tan difundida –no siempre
verdadera- de que los hombres solo piensan en el sexo y tienen deseo
todo el tiempo, aparece el desconcierto. Y a partir de allí toda una
serie de suposiciones o interrogantes tales como “¿será que no le
atraigo?”, “¿se terminó el amor?”, “¿tendrá una relación por fuera?”, o
incluso dudas sobre la orientación sexual de él. La mayor parte de las
veces se trata de prejuicios, es decir conceptos sin fundamentos que no
coinciden con la realidad.
Si estás pasando por hechos similares a
lo que acabo de describir, es importante que tengas en cuenta algunas
cosas. En primer lugar que el deseo sexual no siempre está allí arriba, y
experimenta alteraciones incluso en los hombres más sexuados.
Si tu pareja está pasando por un período
de desmotivación sexual, quizás sea algo transitorio y que se revierta
espontáneamente. Si es una situación que lleva varios meses o quizás
más, trata de no formarte ideas falsas y conversa con tu pareja.
A veces los hombres están tan
desconcertados como tú, y entonces pueden precisar de la orientación de
especialistas en sexología para entender lo que ocurre y pensar como lo
pueden resolver juntos. La mayor parte de las veces hay una solución que
va desde el tratamiento de una enfermedad -médica o psicológica- o el
cambio de medicación, hasta indicaciones concretas de dedicarse más
tiempo a estar juntos íntimamente, construir nuevas fantasías, cambiar
el guión del acto sexual, sorprenderse mutuamente y recuperar juegos
eróticos que se han empobrecido.
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