La mujer, para llegar a ser una buena ama de casa, necesita una preparación especial, formada a base de conocimientos de positiva utilidad práctica. Su misión, como ama de casa es complicada. Tan difícil como meritoria, es una misión llena de responsabilidades y sinsabores. Ella, la buena ama de casa, debe cuidar con acierto el hogar, y para ello, es preciso que sea una mujer ordenada, amante del aseo, previsora, trabajadora, hacendosa, y muy hábil tratando de que todos los integrantes de la casa aprendan y colaboren en todo el mantenimiento del hogar, puesto que, como la mayor parte de las mujeres, desempeña otras tareas fuera de la casa.
Se debe ser económica
para así tener mayor éxito. La economía es una fuente de riqueza, el
derroche agota las fortunas mas sólidas y lleva a la miseria y
desolación, e incluso puede lograr la separación en dicho hogar. Para poder practicar la virtud del ahorro, es indispensable conocer en primer lugar, los medios con que dispone para el sostenimiento de dicho hogar, debe
saber manejarlos y distribuirlos con inteligencia. He aquí unas sabias
palabras de Sócrates: La prudencia y la previsión son verdaderos adornos
del alma.
Así como una nave
anclada, debe proveerse de los instrumentos necesarios, igualmente a la
vida conviene guarecerla con el ahorro, prudencia y previsión. No puede negarse la utilidad inmensa del ahorro. La buena ama de casa, esposa, madre, y trabajadora a su vez, no piensa solo en el presente sino en el porvenir de todos los integrantes de dicho hogar.
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